¡Ya tenemos logo!

Y ¿por qué SuriGaia? Nos parecía que englobaba dos aspectos fundamentales del proyecto: las culturas del mundo y la solidaridad por un lado, y la ecología por otro. El Sur, ese punto no sólo geográfico donde se acumulan injusticias, discriminaciones, desigualdades pero con tanto potencial, con tanta gente creativa y fuerte, que resiste al imperialismo, al capitalismo y a la codicia humana y que son el símbolo de la Dignidad de los pueblos. Y Gaia, nuestro planeta Tierra, que nos provee de todo lo que necesitamos para vivir y con quien debemos recuperar el equilibrio y la vida en armonía para que la puedan disfrutar las futuras generaciones.

Ahora había que darle forma y color. Y encontramos el turquesa, en diferentes tonos, para representar el mar, esos mares limpios, transparentes que se encuentran en los trópicos y que tanto hemos disfrutado. Y porque el agua es Vida, somos agua y sin ella no podríamos existir en este planeta. Para algunos pueblos del Pacífico, que habitan cientos de islas, los mares son los caminos que les unen con otros pueblos. Los océanos esconden más misterios y soluciones de las que podemos imaginar. Y además vivimos en una ciudad salada, que mira al mar. El otro color, el naranja, con sus tonos que van desde el intenso del sol al atardecer hasta el suave de la arena de la playa bañada por ese sol. Y las dunas del desierto y las tierras fértiles de algunos lugares.

¿Y para el logo? Teníamos claro que queríamos que apareciese una tortuga marina. En la mayoría de las culturas del mundo las tortugas son criaturas tolerantes, pacientes y sabias. Son símbolo de longevidad y están relacionadas en algunas mitologías con la creación. Además, son seres lentos, al menos en tierra, y como sugiere el “movimiento lento” (slow), nos inspiran serenidad y nos invitan a tomarnos la vida con calma y disfrutar del camino. Por otro lado, la gran mayoría de las tortugas marinas están en peligro de extinción por lo que se han convertido en un símbolo de conservación de los mares y del ecologismo.

Así que ya teníamos nuestra mascota, Karuk, se llamaría, que fue una de las primeras palabras que aprendimos en tetun, el idioma local de Timor Oriental, que significa izquierda. Y nos pusimos a dibujarla, con las manos de nuestra querida artista ShantiQi. Pero el caparazón no podía ser un caparazón cualquiera, teníamos que darle nuestro toque. Y fueron surgiendo símbolos. El primero fue La Tierra, nuestra apreciada Gaia, poniendo la mirada en el Sur del planeta. Después la espiral, uno de los símbolos más antiguos y que se encuentra en todos los continentes representando en muchos lugares el ciclo de la vida (nacimiento-muerte-renacimiento) así como al Sol. Además es un símbolo muy frecuente en la cultura celta, vinculada a la historia asturiana, así como un patrón muy repetido en la Naturaleza. Y para acabar, unas pequeñas hojas, símbolo de los ciclos de la Naturaleza y la ecología.

Y por último, nuestra frase fuerza que resumiera el proyecto. Porque no es una tienda cualquiera, ni una cafetería cualquiera en su idea inicial. Queremos que sea mucho más, queremos que sea un espacio de encuentro, abierto a todas las iniciativas que se centren en las personas, en el buen vivir y en la armonía con la Naturaleza. Queremos que sea un espacio ecológico, natural, que nos cuide y que cuide del entorno. Queremos que sea un espacio justo, que respete a las personas y por tanto ético. Queremos que sea un espacio diverso, donde quepan todas las culturas, razas, etnias, géneros, capacidades, gustos… Por eso es un Espacio Eco, Justo y Diverso.

Y… Eh, voilà!!